En el Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública (Cainfo) recibimos con preocupación la noticia de que el periodista Gabriel Pereyra (VTV, radio Sarandí y semanario Búsqueda), fue amenazado de muerte.
Desde Cainfo expresamos nuestra solidaridad al periodista por la situación que atraviesa y manifestamos nuestra condena a este tipo de hechos que afectan no solo al periodista sino a toda la sociedad porque es una afrenta al derecho a la comunicación, libre expresión e información.
Exhortamos a las autoridades a realizar los máximos esfuerzos para aclarar la amenaza denunciada, establecer de inmediato quiénes son los responsables y, mientras tanto, dar las garantías necesarias para preservar la integridad física de Pereyra.
Asimismo repudiamos el acoso en línea sufrido en las últimas horas por la periodista de Canal 12 Iliana da Silva, luego de haber sido objeto de una agresión durante una cobertura realizada el día martes en las inmediaciones del Palacio Legislativo.
A través de la red social Twitter, Da Silva ha recibido insultos, amenazas y acusaciones por realizar su trabajo (incluyendo pedidos para que sea despedida), en una serie de ataques con un claro componente de violencia de género.
Además de afectar personal y profesionalmente a los periodistas, este tipo de amenazas buscan amedrentar el trabajo de los medios, acallar las voces críticas, reducir la información de calidad disponible para la opinión pública e imponer una mordaza a las posibles denuncias que la población quiera realizar.
Como señala la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el “asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la destrucción material de los medios de comunicación, viola los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión. Es deber de los Estados prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una reparación adecuada».
En CAinfo realizamos desde el año 2014 un monitoreo de amenazas a la libertad de expresión, que ya lleva registrados más de 150 episodios que afectan al colectivo de periodistas y trabajadores de medios de comunicación. En estos años de trabajo hemos reiterado la necesidad de aprobar un protocolo de seguridad para periodistas, en el entendido de que es imprescindible contar con mecanismos consensuados que garanticen la integridad de las personas víctimas de estas amenazas.
El episodio que vive el periodista Gabriel Pereyra, así como el acoso en línea que está sufriendo la periodista Iliana da Silva, dejan en claro una vez más que es imprescindible acordar mecanismos que permitan dar mayor seguridad a quienes ejercen el periodismo, en tiempos de violencia y amedrentamiento en toda América Latina.