Un reducido grupo de empresarios formó en 2009 la Cámara de Juegos Oficiales de Azar (CAJOA) y controla la mayor parte del negocio de las apuestas en el Uruguay. Bajo la presidencia de Roberto Palermo (Abitab, Gadamix, Banca de Quinielas), la CAJOA maneja 561 millones de dólares al año, lo que según cálculos oficiales representa el 1,4 por ciento del Producto Bruto Interno del país. Este agrupamiento, que nunca se presentó de manera oficial ante la opinión pública a pesar de integrar la Cámara Nacional de Comercio y Servicios (CNCS), genera preocupación en diversos actores del negocio del juego ya que podría propiciar la realización de acuerdos que afecten la libre competencia y perjudiquen a los apostadores.
Estos datos se encuentran en el capítulo 2 (La Cámara), de la investigación periodística “Los dueños del juego. El lucrativo negocio de las apuestas en Uruguay”, un trabajo realizado por los periodistas Pablo Alfano y Fabián Werner para el Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública (CAinfo) con el patrocinio del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS). Esta investigación fue presentada durante la 3º Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación (Colpin), que se celebró en Quito, Ecuador, en 2011, frente a más de 90 periodistas de investigación de diferentes países de América Latina y El Caribe.
En el primer capítulo la investigación reveló que en 2010 la facturación registrada por todos los juegos de azar en Uruguay creció un 13,8 por ciento respecto a 2009 y ascendió a 561 millones de dólares, cifra que representa el 1,4 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI). Estos datos oficiales, sin embargo, no tienen en cuenta lo que se juega en el casino del Hotel Conrad de Punta del Este o en las máquinas tragamonedas que funcionan de forma irregular en bares, almacenes o clubes deportivos de todo el país. Según cálculos del gobierno, en estas máquinas se apuestan alrededor de 100 millones de dólares al año, pero según sus operadores la cifra alcanza los 250 millones de dólares anuales. Si estos cálculos fueran acertados, los uruguayos habrían apostado más de 826 millones de dólares durante todo 2010, lo cual equivale al 2 por ciento del PBI de ese año.
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