Ecos Regionales, Flores, 16 de marzo de 2012 – Opinión
Según los datos presentados por el Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública (CAinfo) y la Red Uruguaya Contra la Violencia Doméstica y Sexual, entre el año 2004 y el año 2010, 213 mujeres fueron asesinadas en casos de violencia doméstica y el mismo destino corrieron 57 niños, niñas y adolescentes.
A estos casos se suman las 32 muertes de mujeres registradas por el Ministerio del Interior como víctimas de violencia doméstica en el año 2011.
Estamos hablando de un total de 302 homicidios en ocho años, entre 2004 y 2011, a lo que hay que agregar el dato que proporcionó el Ministro Bonomi, en cuanto a que el 40% de los asesinatos de 2012 (más de 50 al día de hoy) son fruto de violencia en el hogar. Se suman así otras 20 muertes.
Otro registro no menos interesante es que entre 2005 y 2010 se registró un aumento notorio de las denuncias por violencia doméstica si se suman los totales de los 19 departamentos. De 6.853 denuncias se pasó a 15.277.
La información divulgada hoy por los medios promueve la reflexión pero sobre compromete a todos a seguir buscando los caminos que conduzcan a frenar una situación de castigo y muerte que sufren mujeres y niños, a manos de quienes se sienten poderosos e impunes en esta sociedad cargada de vicios.
Un dato alentador, dentro de lo doloroso que significa informar sobre la cantidad de muertes ocurridas por esta causa en nuestro país, es que en un período de cinco años hubo un incremento importante de denuncias por violencia doméstica, lo que implica que es real que las mujeres sometidas a castigos físicos y psicológicos se están animando más a utilizar las herramientas que se han puesto al alcance de su mano para poder informar sobre su tormento.
El departamento de Flores no ha estado ajeno a situaciones de violencia doméstica; es más, los registros que se conocen, aún relativos, divulgados por la Unidad Especializada o Comisaría de la Mujer, nos ubican entre los departamentos de la región con más casos de este tipo.
Eso ha determinado que desde la esfera oficial y no gubernamental se extremen los esfuerzos para contribuir a la disminución de los casos de violencia en el hogar.
De nuestra parte nos parece que poner en el tema en la consideración pública a través de los medios con regular frecuencia, puede resultar un aporte significativo en esa lucha por promover en la mujer golpeada la denuncia de su sufrimiento. Es que el miedo a la represalia sigue siendo un factor a vencer. Pero ese temor seguirá siendo entendible hasta que se encuentren todas –absolutamente todas- las herramientas destinadas a proteger a las víctimas luego de la denuncia.
Desde el Consejo Social de Flores se seguirá impulsando en el 2012 la conformación de la Unidad de Atención Directa a la Violencia Doméstica prevista en la legislación vigente, y que tiende a poner a disposición de las víctimas los instrumentos que coadyuven a una digna reinserción social.
Ese sería otro paso muy importante que contribuiría con la tarea abnegada que se viene desarrollando desde los distintos grupos de trabajo, desde la Unidad Especializada y desde la Policía Comunitaria, para poder a avanzar en esa lucha contra el miedo.
No hay que olvidarse que el de la violencia doméstica es, como tantos otros, un problema a resolver entre todos.